María Luz lleva varios veranos trasladándose desde Valencia para pasar estos meses en Ca’n Granada, disfrutando de Mallorca junto a su hija
María Luz Fernández transmite buenas vibraciones nada más presentarse. Optimista y muy determinada sobre sus preferencias y cómo le gusta vivir la vida, se expresa en esos términos sin tapujos. “Mi hija y su familia vive en Mallorca y siempre pasaban las vacaciones de verano en Valencia con nosotros. Pero hace cuatro años, coincidiendo con el delicado estado de salud de mi marido, mi hija me propuso que fuéramos a pasar estos meses con ellos. Le pedimos que nos buscara un sitio en el que pudiéramos estar durante los meses de junio, julio y agosto y se puso manos a la obra y encontró Ca’n Granada. Hizo una visita junto a su marido y les encantó el entorno repleto de naturaleza y sus completas instalaciones. Efectivamente, después vinimos nosotros y nos encantó, a mí en concreto desde el primer momento en que estuve aquí. Ahora que estoy viuda repito cada año”.
Cuando preguntamos a la extremeña por qué se siente tan a gusto en el complejo, se muestra transparente: “El sistema de vida que tienen para las personas mayores me parece lo ideal. Este es mi cuarto verano aquí pasando los tres meses de verano y aprovecho para pasar tiempo con mi hija y mi nieto, a los que habitualmente tengo lejos. Estoy encantada, para qué te voy a engañar”. María Luz planifica sus vacaciones en Mallorca de un modo muy diferente a su estilo de vida en Valencia: “Durante el resto del año me mantengo bastante activa, relacionándome con muchas amistades. Salimos a comer, realizamos visitas culturales a menudo… Entonces, cuando llego a la isla mi intención es descansar. Me encanta la naturaleza, disfruto estando rodeada de árboles y, por eso, poder estar en Ca’n Granada y tener estas vistas de la Sierra de Tramuntana o de los campos que tenemos aquí delante, es una maravilla”.
Si hay algo que le hace especial ilusión a María Luz es estar cerca de su familia. “Salgo con mi hija de compras, los domingos me voy a comer la paellita a su casa… Además tengo un nieto majísimo y estoy la mar de feliz. Una vida sencilla y tranquila, que es lo que yo necesito ahora”. Pero si tiene que anteponer una virtud de Ca’n Granada, esta residente temporal del complejo no tiene dudas: “Si tengo que quedarme con algo, el hecho de vivir en mi propio apartamento, que ya considero mi hogar durante estos meses, es lo que más valoro. Me encanta disfrutar de estar en mi hogar de forma independiente. Y cuando quiero, bajo un rato y me doy un paseo en plena naturaleza o charlo con otros residentes”.