Aquí la gente es muy buena, son gente encantadora y enseguida te incluyen en el grupo
Aquí la gente es muy buena, son gente encantadora y enseguida te incluyen en el grupo.
Rafael Villalón, es un joven malagueño de 69 años que ha encontrado en Ca’n Granada su nuevo hogar cerca de su hijo, residente en Palma.
Ha vivido en Sabadell desde pequeño y fue allí donde formó su familia criando a sus tres hijos. Dedicado al campo desde los 10 años, a los telares desde los 14 y después en la construcción, ha pasado toda su vida trabajando duro para dar sustento a su familia.
Después de momentos emocionalmente difíciles viviendo en Sabadell, decidió junto a su familia y principalmente animado por su hijo pequeño, trasladarse a Mallorca; “Mi hijo me dijo: ¡Papá, venga va, vente a Mallorca!”
En Sabadell Rafael comenta que se sentía solo, con pocas ganas de salir ni de practicar deporte, una de sus grandes pasiones. Había que poner fin a ese modo de vida y empezar de nuevo.
La rutina de Rafael ha cambiado totalmente desde que está en Ca’n Granada. Cada mañana se levanta y dedica más de dos horitas a realizar sus ejercicios en el Bioparque y a caminar. Le tranquiliza tener cerca a su fisioterapeuta con quien se siente comprendido teniendo citas frecuentes para tratar sus problemas musculares. A la hora de comer disfruta del servicio de comedor de la residencia comiendo con sus compañer@s residentes con quienes charla animosamente; “Les digo a mis amigas: ¿cómo está usted hoy?, No me diga que está mal eh, que entonces me enfado, eh”. “Como buen andaluz soy muy refranero y mientras estoy aquí no pienso en mis dolores, si no que me entretengo pensando en refranes para hacer reír a mis compañeras y pasamos buenos ratos”
Le encanta que el centro de Palma esté tan cerca así como también el hipermercado, donde suele ir para comprar detalles a sus nietos a quienes visita prácticamente todos los días y está feliz pudiendo tener un trato tan cercano con ellos. Les quiere con locura.
En Ca’n Granada Rafael se siente acompañado y centrando toda su energía en él. Sin responsabilidades a las que atender, se dedica a disfrutar de su familia y de su tiempo libre.
Además de estar muy contento practicando gimnasia en el Bioparque, se ha apuntado al taller de memoria, en el que compite por ser el primero en adivinar los acertijos que se le plantean. Aunque confiesa estar todavía aprendiendo.
“Aquí la gente es muy buena, son gente encantadora, amables y enseguida te incluyen en el grupo”, “Son personas que valen para este trabajo, lo sienten y te dan todo el cariño que necesitas”.